Cuida tu corazón

Una vez leí una historia fascinante en el libro Emociones que Matan, del doctor Don Colbert, que me dejó impactada. 

En un simposio internacional de psicólogos y psiquiatras, un médico contó que tenía una paciente, una niña de ocho años, que había recibido un trasplante de corazón de otra pequeñita de diez años, que había sido asesinada. Su mamá la llevó al consultorio de este médico, porque la niña que había recibido el trasplante soñaba con el hombre que había matado a su donante. Después de varias sesiones, el médico no podía negar la realidad: la niña sabía quién era el asesino de la pequeña que le había dado una nueva oportunidad de vida. Finalmente fueron a la policía y utilizando la descripción que ella les dio, encontraron al criminal. La hora, el arma, el lugar, la ropa que llevaba, incluso lo que la víctima había dicho antes de que la mataran… ¡todo lo que la niña decía era exacto! Y es que no podemos separar nuestro corazón físico de las emociones. ¡Todo está conectado!

Lo más interesante de estos casos es que está comprobado que muchos beneficiados por un trasplante reciben también reacciones sensoriales y hábitos nuevos, guardados en lo que se conoce como “memoria sensorial del corazón”. He conocido historias realmente impresionantes sobre personas que al recibir ese órgano vital han comenzado a experimentar gustos y a realizar actividades que eran propias de su donante, ¡a quien nunca conocieron! Y por lo general, ni siquiera saben de quién se trata. Hay algunos que, por ejemplo, cuando se recuperan del trasplante, comienzan a cantar, demostrando un gran talento para la música, cuando nunca antes lo hicieron. Luego se han enterado de que sus donantes era cantantes o músicos. ¡Qué maravilla! ¿No te parece? Por eso, quienes corren con la suerte de recibir un nuevo corazón generalmente redoblan sus esfuerzos por convertirse en seres extremadamente nobles, disciplinados y generosos, con el propósito de honrar a esa persona que les regaló un soplo de vida… una nueva oportunidad.

Imagina entonces, ¿qué debería suceder cuando le entregas tu corazón a Cristo? ¡Tienes la responsabilidad de honrar a tu “donante celestial”! ¡Claro que sí! Si te ha regalado no sólo la oportunidad de seguir hacia adelante sin importar las circunstancias, sino también un auténtico “renacer”. 

Cuando tú le entregas tu corazón a Cristo, Él también te entrega su corazón a ti. Eso implica cuidar de tu nuevo corazón. No puedes maltratarlo, ni descuidarlo. Debes tratarlo tal como se hace con un valioso regalo. Debes hacer todo lo posible para que ese nuevo órgano vital esté saludable, física, emocional y espiritualmente.

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Liliana Gebel

Liliana Gebel es una reconocida influencer, líder y autora.

Es Asesor en Salud y Nutrición y tiene un Diplomado Plant Based Chef, que la ha ayudado a llevar una vida más saludable. Es también Coach de Vida y ha aplicado...

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