¡Piel agradecida!

Los alimentos que comemos afectan el órgano más grande del cuerpo, que es nuestra piel, así como al resto de nuestro organismo. Los alimentos que contienen grasas malas (es decir, grasas saturadas) deben minimizarse o evitarse. En su lugar, aunque con moderación, incluye las grasas buenas, que se llaman grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas. 
Las nueces, los aceites vegetales, las frutas secas y el aguacate o la palta contienen grasas monoinsaturadas, mientras que las grasas poliinsaturadas se pueden encontrar en la mayoría de los pescados, semillas, nueces y en el aceite de canola, así como en otros alimentos de origen vegetal.

Debes reducir el consumo de azúcar. El desglose de azúcar causa arrugas al dañar el colágeno. Incluidos en la categoría de azúcar está también el alcohol y la fruta. Es mejor comer un montón de verduras (incluye una variedad de colores) granos enteros y semillas (la quinoa es una buena opción para reducir el consumo de carbohidratos y añadir más proteínas a tu dieta), proteínas magras, una cantidad moderada de fruta (de nuevo incluye una variedad de colores) y no te olvides de las pequeñas porciones de las grasas buenas. Bebe mucha agua para mantenerte hidratado y no te olvides de las infusiones, como el té verde o negro para añadir antioxidantes a la piel.

El ejercicio es indispensable para el mantenimiento de una piel sana. El movimiento promueve una buena circulación y a través de ésta la piel recibe una cantidad extra de oxígeno y de nutrientes. Pero evita los ejercicios de alto impacto. Las sacudidas o saltos constantes que ocurren cuando estás corriendo, por ejemplo, pueden debilitar el colágeno y eventualmente conducir a la flacidez. En cambio, el entrenamiento de fuerza, como las pesas, es muy importante para una piel sana y la gente debería realizar más de este tipo de ejercicio a medida que envejece. El entrenamiento de fuerza aumenta el tono muscular, lo que da como resultado una piel rejuvenecida y firme.

Controlar el estrés también mantiene la piel en buena forma. Los altos niveles de tensión y ansiedad aumentan la producción de hormonas que pueden dar lugar a brotes de acné o agravar otras enfermedades de la piel. La inflamación de la piel, sea cual sea la causa, generalmente nos genera vergüenza, afecta nuestra autoestima y contribuye al envejecimiento.

Si sigues estos consejos te aseguro que tu piel te lo agradecerá y se verá más lozana y rejuvenecida.

Con la colaboración de la Dermatóloga Donna West

Fragmento del libro “Busca tu propio ángel” de Liliana Gebel

Editorial Origen / Disponible en Amazon.com

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Liliana Gebel

Liliana Gebel es una reconocida influencer, líder y autora.

Es Asesor en Salud y Nutrición y tiene un Diplomado Plant Based Chef, que la ha ayudado a llevar una vida más saludable. Es también Coach de Vida y ha aplicado...

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